La flauta dulce o flauta de pico es un instrumento de viento muy antiguo. Popular desde la Edad Media hasta finales del Barroco, fue quedando relegado su uso al desarrollarse la orquesta clásica, poblada de instrumentos más sonoros. A partir del siglo XX retorna de los museos, en principio por el interés de interpretar la música renacentista y barroca con sus instrumentos originales, pero su difusión mundial se basa en las posibilidades pedagógicas como herramienta para la iniciación musical.
A partir del Renacimiento la flauta dulce se construye utilizando y formando familias que asemejan la distribución tonal de la voz humana, mediante conjuntos (consorts, en inglés),también comunes en los instrumentos de cuerda (violín; viola; violonchelo y contrabajo).
Por este motivo existen Flautas dulces de menos de 15 centímetros de longitud, hasta modelos de más de 2 metros y medio. Las más difundidas y conocidas -sin embargo- son la flauta dulce soprano, instrumento común en las escuelas para iniciación musical, y la flauta dulce alto o también llamadas a veces por flauta dulce contralto. Todas tienen una tesitura de dos octavas y media, y -en general- son instrumentos basados en clave de DO o FA:
La flauta dulce se sostiene en posición vertical, con la mano izquierda más cercana a la embocadura. Una técnica correcta implica atender a la emisión del sonido, su articulación, y la digitación que permite generar las distintas notas.
La emisión es de carácter "natural", evitando la idea de "soplar". La embocadura, del instrumento es un "bloque" (A) dentro del cual un canal de viento (B) dirige el aire directamente contra un borde afilado o lengüeta (C), que transmite su vibración de aire hacia la columna de aire dentro de la flauta. Por este motivo es relativamente sencillo producir sonidos, aunque la posición de la boca produce variaciones notables en la calidad y timbre del instrumento.
La articulación es fundamental para la separación entre notas, permitiendo la expresión de la interpretación. La técnica de articulación es común a prácticamente todos los instrumentos de viento, y consiste en el llamado "toque de lengua" , cuyas variantes producen distintos modos. El toque de lengua se logra articulando fonemas simples (sin poner en vibración las cuerdas vocales del intérprete), logrando por ejemplo:
El manejo de esta técnica permite limpieza en los pasajes rápidos, y posibilidades expresivas importantes.
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